Semana 24/52 | 2024
June 16, 2024
“Esto está más duro que pan del viernes”*
*Esto dijo la Ara esta mañana, refiriéndose a un sonido de sintetizador
No me van a creer pero subí esta foto sin querer y ahora no la puedo borrar.
Quedé más o menos y todavía no repunto (un pequeño racconto ya que estamos promediando junio y el año va a llegar a su punto medio) 😐
Bueno.
Hablemos de esto.
Hace unos dos meses me sobrevino la hecatombe, la mudanza, la enfermedad del perro, una crisis de pareja, todo metido en un contexto socio político y económico verdaderamente de terror.
Previo a eso, me sentía más o menos en mis carriles.
No tenía dolores en el cuerpo, para comenzar. Leía un poco, dibujaba un poco. Me interesaban las cosas. Me molestaba mucho el calor, como siempre. Pero leer y dibujar y hacer lugar para jugar con esas cosas me hacía bien.
Ahora ya pasó un mes de la tormenta. Quizás, ahora que me leo, estoy pecando de ansiosa al querer sentirme bien ya. Pero la verdad es que estoy duelando varias cosas.
Andá a saber qué cosas no sabemos que estamos duelando.
Mi cabeza está permanentemente drogada con internet. Necesita descansar en eso. Y en planes. Y a veces agarro y hago algo que se supone que quiero hacer. La Vane* me preguntó si la pasaba bien haciendo esas cosas (cantando, yendo a grabar, participando de un podcast, saliendo a ver un concierto, compartiendo con amigas propias, teniendo mis planes sola…) y yo le digo que siento una satisfacción posterior y que a veces la brújula más importante es no sentir que me quiero ir a mi casa. Pero la verdad, medio que disocio.
Tengo recuerdos de haberme sentido bien.
No fue hace tanto, pero leer y dibujar y hacer un fanzine y estar sola y ver mis pelis de superhéroes y tener mi casa y tener a mi perro vivo y tener a mi marido fiel a nuestros acuerdos tenía mucho que ver.
En fin, la vida.
*Mi psicóloga
Qué estoy haciendo:
- Hay unos cachorros acá en la cuadra así que cuando salgo a la vereda me fijo si están, son como unos ositos enormes hermosos y quiero ser su amiga. Todavía no lo logré. Ampliaremos.
- Empecé a escuchar un podcast fabuloso que se llama “Mamá tiró mis discos” que habla de música de todo el mundo, incluyendo a la gran “Cordobita del amor” como le dicen ellxs. Está hecho en Córdoba también, eso influye.
- Fui a la feria y me compré un cardigan muy Kurt Cobain y una camisa muy divorciada cuarentona con plata por 1000 pesos. Sí, 1000 pesos las dos cosas.
- Haciendo el vestuario para el homenaje a Amy Winehouse que está preparando el Misty Soul Choir para agosto. Es la tercer o cuarta vez que hago este laburo y me encanta diseñar y armar vestuario. Me gusta curiosear en la vida del artista, en el mensaje de la obra, jugar con personajes y escenas, encontrar y dar significado, me satisface mucho. Ojalá lo pudiera hacer con trajes de superhéroes en pelis de Marvel.
- Tejiendo una bufanda que voy a intercambiar por un mat de yoga, en tu cara sistema capitalista. Hice la transacción en un grupo feminista de trueque de facebook. Algún día vamos a hablar de los grupos de facebook porque es fabuloso ese mundillo.
- Planchando las enaguas para reencontrarme con algunas de las Lady Magnum después de — fácil — mmmm 8 años?
- Preocupada porque hay gente detenida desde el miércoles por manifestarse en contra de la Ley de Bases frente al Congreso. Un embole y un peligro, la verdad.
Saludo 👋😐
Empecé a hacer un desafío de ejercicios de una app que se llama “Siete Minutos” y que propone hacer actividad bien arriba pero poquito tiempo por día. De hecho, el primer desafío es de muy muy muy poquitos ejercicios.
Me atrofio de tanto estar sentada y de tanto tejer.
Había empezado (y sostenido) una práctica diaria de yoga durante casi tres meses. Todo cambió cuando nos tuvimos que mudar y cuando partió mi amigo de cuatro patas (todo al mismo tiempo) (bueno, ya lo hablamos).
Me hacía bien mi yoguita.
Lo que pasó, además de la mudanza y el lío, fue que tiré mi mat porque estaba completamente roñoso y destruido. Así que ahora, mientras no tengo mat, hago unos buenos “saltos de tijera” como dice la app.
Odio hacer ejercicio. A veces lo trato de ver como el milagro de las posibilidades del cuerpo. Yo siento que soy un alien adentro de un gigante. Una mente dentro de un robot. No sé, quisiera que no fuera así, tengo ganas de creerme el robot que porto (o que me porta, no sé)
Hoy fuimos a probar el café de una cafetería nueva que abrió en el barrio. La propuesta es bien callejera, banquetas, vereda, avenida, luces, polillas contra los vidrios. Yo me tomé un capuchino y estaba rico. Charlamos un rato y volvimos a casa.
El frío empieza a volver. Y digo que empieza a volver porque se había ido.
Me duele el cuerpo, por los saltos de tijera y por el frío y por tejer.
Te deseo una semana de cafeterías nuevas
D.